Extraño (Vic y Aka)

... Que calor... -pronuncié secamente ahogándome en ese calor insoportable- ¿Cómo puede haber tanta temperatura? -entrecerré los ojos caminando entre la gente de la ciudad, que, como era normal, se me quedaron mirando por mi aspecto.
"Que superficiales..." -pensé observando de reojo a la gente que pasaba a mi alrededor-
De pronto, noté como alguien se chocaba conmigo.

Asía mucho calor, y estaba como agobiado , y tenía prisa. Tenía que llegar a mi casa con esté calor afuera era insoportable. Pero termine chocandome con alguien entre los apuros.
-Agh.- Dije, tocandome la frente, me golpee un poco fuerte con aquella persona. Y estaba en el suelo, como ví que también termino en el suelo, lo único que pude hacer es ofrecerle mi mano

-Perdón- Dije con una gotita en mi nuca

Al caer al suelo lo primero que hice era ver si mi venda del brazo estaba bien o no, hasta que finalmente miré preocupado hacia la persona con la que había chocado.

N-No pasa nada... -murmuré observandole fijamente frunciendo el ceño-

"Al menos su cabello y sus ojos lo hacen casi tan diferente como yo" pensé sin dejar de mirarle-

¿Estás bien? -pregunté a aquel chico cogiendo de la mano que me había tendido-

Observe sus ojos de cada color, realmente, se le veía muy bien con su forma de carita. Muy tierno.
Cuando me pregunto si estaba bien, le sonreí.
-Claro, no te pegue muy fuerte, verdad? - Le dije ayudandolo a levantase de aquella caída.

... -Ladeé la cabeza mirando como me observaba con sus ojos rojizos- Tranquilo, aguanto muy bien los golpes -murmuré limpiandome el polvo de la ropa al caerme- Gracias -dije haciendo una pequeña reverencia y preparandome para seguir mi marcha en busca de un lugar donde pasar la noche-

No despegue mi mirada de él.
-Puedo hacer algo por tí?- Le dije, después de chocarlo, tenía que tratar de hacer algo bueno por él. Le mire como me hacia la reverencia. La verdad, me parecio algo raro que tenga tantas vendas. Quizá buscaba algún lugar para pasar la noche.

...
¿Que debía hacer? Si no encontraba algún lugar me tendría que quedar en la calle con este calor inoportable.
... ¿Me podrías decir algún sitio para pasar la noche? -susurré sin mucha convicción ante esos ojos clavándose en mi-

Sonreí de nuevo.
-Claro, yo estoy en un barrio de por aquí y tengo 3 habitaciónes que anteriormente era de mis familiares, pero se han mudado por trabajo, así que puedes quedarte.- Le dijo, aún clavandole la mirada, y viendo esos ojos que tanto le gustarón, y le llamaban tanto la atención.
-No serías molestia, la casa es muy grande.- Le volví a sonreír, y otra vez le ofrecí mi mano, para enseñarle el camino a mi hogar. Trataba de ser amable. Era un chico muy lindo, y parecía de igual de amable. No era tampoco lo correcto dejarlo en la calle.

... No creo que sea lo mejor... -susurré preocupado pensando en lo que podrían hacerle los asesinos que me perseguían continuamente- Te podrías poner en un grave peligro, y no quisiera eso para un extraño -ladeé la cabeza observando como me tendía su mano-
Pero... gracias por el ofrecimiento -cerré los ojos con una expresión cansada-

-Qué peligro..? - Dije, realmente, que "peligro" si yo era más "peligroso". Quizá le perseguian, o un asesino. La verdad, no sabía. Le mire de nuevo a esos ojos, eran tan esplendidos, y aportaban inocencia absoluta. -Realmente no se si es realmente peligro estar solo... o conmigo.- Susurre, bajito, para que si lo escuchara, almenos sepa que a estos que le querían ser daño, algo malo les pasaría. Pero bueno, no sabía, si iba a terminar en ir conmigo, aunque le convenía bastante.

Me concentré en las últimas palabras susurradas por aquel chico, "¿Más peligroso que el...? No se a que venía eso..." pensé desconcertado, pero aún así odiaba quedarme solo en las calles, y mejor era quedarme en una casa y advertirle del peligro.

... Está bien... ¿Entonces puedo ir a tu casa a pasar la noche? -cuestioné un poco sorprendido ante la extrema amabilidad de aquel pelirojo-

Comenzaba hacer frío. Calor al frío, dios, que raro clima había aquí. Te mueres de calor y luego de frío, Me saqué el abrigo que llevaba, y lo tapé. Estaba resfrescando, y no era lo correcto dejar descubiero a un lindo chico. Lo tomé de la mano, y comenzamos a caminar, las luces de las farolas se apagaban, y otras, quedaban titilando, estaban defectuosas. Entramos a una casa, grande. Ese era mi hogar.

Notaba un poco de frío derepente, pero apenas unos segundos de notarlo aquel extraño me prestó su abrigo. Pesaba un poco, pero lo podía soportar.
Me cogió de la mano y minutos después estábamos entrando en su casa, una confortable y cálida casa... Hacía tiempo que no entraba en una casa estable y tan acogedora como aquella.

Vaya... -sólo llegué a articular impresionado por la decoración y observando cada rincón de entre las paredes de la casa-

Busqué el sillon, y me sente allí. Y luego mire al chico -Entra como si fuera tu casa.- Le mire desde allí, con una sonrisa y mirada directa a sus ojos.

C-Con permiso... -dudé unos instantes antes de adentrarme lentamente en aquella casa- ...¿Entonces vives solo? -pregunté para sacar algún tema de conversación-

Estaba viendo la chimenea con la mirada perdida, hasta que oí la pregunta, seguro para sacar algo de conversación, viviríamos una noche. Teníamos que llevarnos bien, no?
Reí un poco ante la pregunta, y luego se dibujo una sonrisa.
-Pues.. verás~ - Dije, ya mirando al chico, sonriendo de medio lado. - Ellos se fueron.- Soplé por último.

Me quedé mirándole desde el recibidor con una expresión extraña. Era bastante raro que un chico tan joven viviera en una casa tan grande y solo, pero bueno, cosas más raras en la vida había visto ya.

...Entiendo... -murmuré acercándome lentamente a la chimenea y sacándome su abrigo- Gracias por prestármelo -me giré para verle la cara y observar esa sonrisa de medio lado-

Mire mi abrigo que entregaba, lo tomé y lo puse donde se colgaban, y lo mire nuevamente a los ojos -Y tu estás tan solito y tan pequeño...- Le dije en tonito de "lástima", un chico lindo debían ser acompañado por alguien mayor que le protegiera, no?

Ey, no soy tan pequeño -entrecerré los ojos frunciendo el ceño un poco molesto- Además... el estar solo no me detiene para proseguir mi camino... -desvié la mirada hacia la chimenea viendo como los leños ardían provocando un poco de chispas- ...simplemente necesitaba algún lugar dónde dormir... Y me ayudaste tu. -dije cerrando los ojos tranquilizado-

También miraba la chimenea luego de que sus labios comenzaron a moverce para decir palabras y oír. La verdad, él lucia pequeño y no iba a cambiar mi pensar, su rostro era muy infantil, otros lo verán diferente
-Sip, te ayude.- Le mire, ya esa sonrisa no estaba, mi mirada, era calmada y cansada. Tanto vivir entre ellos, me estaba cansando, humanos estúpidos que se acercan a los débiles, quienes matan. Yo, yo sería quien los castigaría, no hay manera. Como los odio
Mi mirada se notó frustrada, y largue un suspiro -Quieres ver tu habitación?- Dije, sin ninguna expreción notable

-Noté como su mirada cambiaba a una melancólica reflejando las llamas de la chimenea en sus ojos rojizos- ... Si no es mucha molestia... -susurré dirigiéndome hacia el-

Me levanté de mi asiento. Y le ofrecí mi mano nuevamente, sonríendo amablemente, no quería que me tema, bueno, no mucho. Subimos la escaleras que habían, llegando a la primera habitación.
-Esté es mi cuarto, cualquier cosa puedes tocar.- Caminamos unos pasos más llegando al tercer cuarto. -Esté es tuyo, el armario tiene ropa de mi hermano, la puedes usar, tienes cama y todo. Calefactor para las noches frías. Y Aire acondicionado para las noches con calor (O días.)- Le sonreí nuevamente.

Ah, no no, de las habitaciones ajenas no toco nada -dije en un tono de disculpa zarandeando las manos-
Ah... aquella habitación en la que tocaba quedarme era hermosa... Nunca había estado en una tan grande...
Muchas gracias... -susurré avanzando hacia la cama y sentándome en ella-

-Ellos no volveran, así que eso es tuyo.- le dije, sin esperar respuesta, le di la llave, y me fuí hacia mi cuarto, encerrandome allí.

Le miré desconcertado ante aquella actitud seca que actuó derepente, me quedé unos segundos sentado y me dirigí hacia la puerta de su habitación.
...¿Estás bien? -susurré extrañado-