Trayendo nuevo personal (AkaxNeru)

Estaba hay en una junta... soportando los comentarios estúpidos de aquellos que comentaban sobre le reino y cosas así... estabamos en una mesa gigante, discutiendo sobre cosas que ni yo aprestaba atención todo lo que decia era "si,si tenés razón" y cosas así. Llegué un momento en apoyar mi brazo en la mesa sosteníendo mi cara para no dormirme, bostezando. Y en un abri y cerrar de ojos había terminado la tonta "reunion"

Lo único que había entendido era que necesitaba más "personal" para que no estubiese cansado, si ellos eran los que me cansaban!! pero bueno... dije que publicaran una nota en el periodico para que alguien quiziera ser mi fiel sirviente... aunque creía que ya teníamos bastantes...

Estaba cansada de los malos tratos que recibia en mi casa, estaba cansada de que mis propios padres me ignoraran. Decidì huir de mi hogar y comenzar una nueva vida sola. Huì a una cuidad desconocida, lo primero que hice fue comprar un periodico, necesitaba trabajo urgentemente, un lugar para hospedarme y comenzar mi nueva vida.
Leì un anuncio en el periodico, buscaban personal y no me importarìa asistir es lo unico con lo que podria conformarme por ahora.
Ese mismo dia en la noche llegè a un gran castillo, lleno de guardias y sirvientes todos corriendo de un lugar hacia otro. Era la primera vez que visitaba un castillo, comenzè a caminar sin rumbo por el castillo buscando a alguien, hasta que me choquè con un chico pelirrojo alto, le preguntè hacia donde debia ir y el me señalò el piso donde vivìan los sirvientes, le agradecì su ayuda y me fuì hacia allì. Llegè hasta mi habitacion, era enorme, mas que la habitaciòn de mi antigua casa, vì mi nuevo uniforme tendido sobre la cama, lo tomè y lo abrazè. Me tirè sobre la cama y comenzè a llorar.
Al dia siguiente me levantè temprano, era mi primer dia de trabajo, me puse el uniforme, los nuevos sirvientes tenìan que presentarse ante el señor akaito. No lo conocìa y tenia curiosidad por saber quien era. Me llevaron junto a otros sirvientes a una habitaciòn enorme, estuvimos esperando hasta que el señor akaito entrò en la habitacion con dos guardaespaldas.
Cuando lo vì reconocì al chico pelirrojo que vi el dia anterior, era èl, el seria mi amo. Lo mirè a los ojos y me sonrojè, estuve perdida en sus ojos un gran tiempo, èl se presentò ante todos los nuevos sirvientes y luego se marchò. Me sentia tan rara era un sentimiendo desconocido para mì.

Estaba como un día cualquiera, otra vez soportando las quejas de aquellos inmpotentes que vivían en el reino... solo con escuchar sus inumerables quejas, me daba por bostezar... eran tan aburridos...
Luego, me avisaron que las sirvientas se precentarían, me daba curiosidad aquellas lindas niñas que se arrodillarían ante mí.
Espere impasiente hasta que llegara aquella hora. Las sirvientas que ya estaban hace años me servian té. Y yo estaba sentado, en aquella silla gigante que cualquier Rey tendría... bebía de mi té mientras esperaba aquellas niñas. La muchacha que me servia el té me aviso que estaban por venir mientras soportaba unas cuantas quejas más... apoye mi rostro sobre mi mano, bostezando...
Y entraron en fila, agachandose en modo de saludo. Y allí deje mi tacita de té. Me pare, quedando frente a ellas...
Dije, con un tono de autoridad, viendo, en particular a una niña rubia, de cabello largo.. era hermosa, y lo primero que sentí en mis mejillas era un extraño calor, y también sentia una extraña sensación. Me volvi a sentar en mi trono, y me cruze de piernas, viendo aquellas niñas sobre su precentacion, todas se habían precentado, pero faltaba una, que me llamaba tanto la atención.

Al momento de presentarme a mi amo, no sabia que decir y me sentia nerviosa, lo unico que pude decir fuè
-Soy Neru Akita, es mi primer trabajo y darè lo mejor de mì, espero poder servirle bien amo.- Luego pude pensar que hubiera sido mejor ser mas detallista como las demas. Habian pasado unos dias desde que comenzè a trabajar en el castillo, todos eran muy distantes conmigo, lo unico que hacia todos los dias era trabajar, trabajar y trabajar. Ya estaba un poco estresada y aùn no habia conocido el pueblo ni los alrededores del castillo, me diò curiosidad ir hacia el bosque, parecia tan hermoso y silencioso y pensè que seria un buen lugar para relajarme un poco y observar la naturareza. En la tarde me dirigì hacia el bosque queria estar sola y pensar...
A lo lejos vi una figura de una persona, no se notaba muy bien quien era y me dio curiosidad por saber quien estaba allì. Me fui acercando y me escondì detras de un arbol, era el señor akaito, el estaba allì, solo y pensativo. No quise interrumpirlo, entonces tratè de ser lo mas silenciosa posible y tratar de irme lejos de allì para dejarlo solo, sin darme cuenta me tropezè con una piedra y caì al piso. Cuando levante mi mirada vi la mano de mi amo, èl me ayudo a levantarme.
-Perdon señor Akaito, fuì a recorrer los alrederores del castillo, y vine a parar al bosque pero ya me iba, siento interrumpirlo- Intentè irme rapido, pero èl sujeto mi mano y me acorralò junto a un arbol.

Después de aquel momento donde las doncellas se presentaron, se habían retirado del lugar, la verdad no deje pensar en aquella niña de cabellos dorados, la instructora que llenaba unos papeles me pregunto que sucedía porque me había notado raro, y yo le devolví con un gesto malhumorado, lo que más odiaba era contar mis cosas, que les interesa.. yo podría arreglarme solo.
Había pasado tiempo desde que las sirvientas habían venido. La mayoría inútiles, tiraban o rompían todo a exención de la niña que había invadido mis pensamientos, realmente.. debía conocerla? pensé mientras hacia la rutina de "perderme en el bosque" y regresar cuando todos dormían.
Fui hacia el bosque en la tarde, se veía claramente el cielo de un suave anaranjado rojizo. Un dulce carmesí, pensé, como la sangre. Me senté por allí, suspirando.
Sentí unos ligeros pasitos. Y se me vino a la mente de quien podría ser. Escuché un ruido y vi a la niña de la otra vez tirada en el suelo, se había tropezado. Me levante solo para ayudarla extendiéndole mi mano para que se levantara. Escuché sus palabras. -No, matte - Dije tomándola del brazo y acorrandola contra un árbol, mi boca se poso cerca de su oído -Me hace falta un poco de compañía- Le susurre a la oreja, pues no estaría mal conocerla verdad?